
El haber participado en la creación de la Universidad Simón Bolívar es la experiencia más apasionante que he tenido en mi vida de trabajo.

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Ojalá que la memoria no me falle porque voy a relatar una historia que ocurrió hace casi sesenta años.
Recuerdo que ingresé a formar parte del pequeñísimo grupo que planificábamos la estructura académica de la futura Universidad el 15 de octubre de 1968. Yo tenía 29 años de edad y era profesor de Análisis Matemático en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central.
La USB no existía, ni siquiera tenía nombre, mucho menos una sede. Era tan solo un decreto emitido por el Presidente Leoni el año anterior. Solo se había nombrado una Comisión Organizadora compuesta por un grupo de señores respetados en el ambiente educativo con la misión de engendrar la institución. Uno de estos era Héctor Isava, profesor de la vieja guardia de la Facultad de Ingeniería de la UCV, y fue quien me reclutó para ingresar al pequeño grupo planificador. Me entusiasmó con la idea, pero tuve la precaución de continuar de profesor en la Facultad, aunque a tiempo convencional. Aquello era una aventura incierta.
En el grupito planificador no éramos más de unos siete, todos de origen universitario y de diversas disciplinas. Sé que casi todos ya han muerto y me daría gusto reencontrarme con alguno todavía vivo. Los recuerdo con afecto.
Bien sé que todos los miembros de la Comisión Organizadora fallecieron hace años.
El decreto de creación de la USB en 1967 tuvo una motivación muy fuerte: las universidades públicas, la UCV en particular, sufrían un proceso ya largo de severo trastorno político promovido por la extrema izquierda. En la UCV lo llamaban “Renovación Académica”. Casi todas las facultades humanísticas se sumaron, incluso las autoridades rectorales le dieron apoyo. Recuerdo que en aquel tiempo tenía que dar mis clases a voz en cuello a causa del escándalo exterior de los megáfonos de los mítines en el campus. La Facultad de Ingeniería se mantuvo incólume, al punto de que fue tomada por las fuerzas rebeldes y los profesores nos exiliamos en el Colegio de Ingenieros.
La UCV fue finalmente intervenida por el Presidente Rafael Caldera en 1969, sus autoridades destituidas y se nombraron Autoridades Rectorales transitorias hasta nuevas elecciones internas como rige la ley.
Todo esto dio más sentido a la creación de la futura USB. Además, dada la demostración de mayor vulnerabilidad de las facultades humanísticas a la influencia de las ideologías políticas, se impuso la decisión de que la nueva Universidad se dedicase exclusivamente a carreras científicas. Ese concepto prevaleció en la USB por muchos años. Eventualmente, se ofrecieron títulos humanísticos solo en postgrados. Eso sucedió después de mi tiempo.
Fue todavía en la época embrionaria cuando ocurrió un acontecimiento de enorme importancia:El gobierno compró a la familia Santaella la hacienda de Sartenejas para que fuese la sede de la nueva Universidad Experimental. Para allá nos mudamos el grupo planificador a sesionar en la llamada casita de ‘Los Naranjos’ sobre una pequeña colina al lado de la casa de la hacienda que estaba destinada a las Autoridades Rectorales.
Sabemos todos que el primer nombre que se asomó fue el de Universidad de Caracas, a lo cual se opuso con razón la UCV y finalmente arribamos a USB.
En 1969 el Presidente Caldera nombró a Ernesto Mayz Vallenilla Rector de la Universidad. Venía de décadas como profesor de Filosofía de la UCV y ciertamente era un intelectual conocido y muy respetado. Al grupo de los planificadores nos resultó algo sorprendente, pues se trataba de un humanista al frente ahora de una Universidad dedicada a la Ciencia y la Tecnología. Sin embargo, desde el principio el Dr. Mayz asumió aquella condición genética con perfecta naturalidad, pero impuso una condición de importantes consecuencias a las carreras a lo cual me voy a referir en breve.
Con la existencia de la sede y el nombramiento de autoridades, el grupo planificador gozó de una expansión significativa con la incorporación de varios profesores provenientes de la Facultad de Ingeniería, entre ellos Simón Lamar y Roberto Chang; pero quiero destacar a uno en particular que yo mismo capturé, el profesor José Giménez Romero, quien había sido Jefe del Depto. De Matemáticas de la Facultad, hombre de gran prestigio y notable criterio académico.
Este agigantado grupo planificador se ocupaba y resolvía todos los aspectos de la naciente Universidad; no solo las estructuras académicas, sino hasta cosas como la viabilidad en el campus. Recuerdo que una vez nos trancamos con una calle y lo resolvimos con que en ella se conduciría por la izquierda. Quedó bautizada hasta hoy como “la calle inglesa”.
Muy pronto después de su llegada, el Dr. Mayz impuso una decisión académica de mucha envergadura y que ha permanecido como una marca distintiva de la USB: que el primer año sea común a todas las carreras que ofrece la Universidad; ese año será de Estudios Generales dedicados, en palabras del Dr. Mayz, a civilizar a los estudiantes que acaban de ingresar, a pesar de que existe un examen de admisión. Se parte de la idea de que un joven que ha terminado su bachillerato es un ignorante y es preciso enterarlo de los conocimientos básicos de la cultura humanística y aún científica antes de cursar una carrera universitaria exigente.
Los ingenieros del grupo que estaban diseñando los planes de estudio de las carreras de ingeniería pusieron el grito en el cielo. Los demás incluso simpatizamos con la idea. Sucede que cualquier carrera de ingeniería de cinco años se compone de un conjunto muy numeroso y apretado de materias científicas y técnicas. Hacer esa maleta sin contar con el primer año parecía imposible.
Al cabo de grandes discusiones, se llegó a una decisión que satisfizo a los ingenieros: la USB adoptaba el sistema trimestral en lugar del anual o semestral. Resulta que las horas de clase por trimestre son mucho más numerosas que en los otros dos sistemas. Así quedó la cosa.
Desde los comienzos decidimos que en la USB no existirían facultades sino departamentos. Uno por cada disciplina del conocimiento que se impartiera en la institución. También al depto. Corresponde la investigación en su materia.
Por ejemplo, existe un único depto. de Matemáticas que le compete la enseñanza en toda carrera que exige un ingrediente matemático.
Todos los departamentos de tipo científico están agrupados bajo la División de Ciencias Físicas y Matemáticas.
Con los mismos criterios existen la División de Humanidades y la de Ciencias Biológicas que contienen los departamentos de esas disciplinas. Ignoro si actualmente se han creado otras más.
Todo profesor de la Universidad está adscrito al departamento de su especialidad.
Porcada carrera ofrecida se crea una Coordinación ajena a los departamentos con la responsabilidad de diseñar el plan de estudios y determinar las materias con sus horarios y contenidos. Los deptos. pertinentes deben cumplir con estos compromisos docentes.
Las Coordinaciones de carreras de pregrado están agrupadas bajo el Decanato de Estudios Profesionales. Así mismo y años después existe el Decanato de Estudio de Postgrado.
El Dr. Mayz procedió con los primeros nombramientos.
A mi me designó Director de la División de Ciencias Físicas y Matemáticas, cargo que ocupé desde ese año 1969 hasta 1979; también ejercí adicionalmente la jefatura del Dpto. de Matemáticas durante unos tres años. La División arrancó con nueve departamentos que más tarde aumentaron a once.
El profesor José Giménez Romero fue designado Decano de Estudios Profesionales, cargo que ocupó con enorme trascendencia por al menos diez años.
El escritor e historiador español Segundo Serrano Ponce la fue el primer Director de la División de Humanidades y también Decano de Estudios Generales. Venía como profesor de la UCV. Hicimos amistad y yo lo aprecié mucho.
La División de Ciencias Biológicas no ofrecía carreras ni tenía departamentos en aquella época de nacimiento institucional. No obstante, El Dr. Mayz nombró Director a un conocido médico que había sido Decano de la Facultad de Medicina de la UCV, el Dr. Rafael Teodoro Hernández.
La tarea más inmediata para nosotros fue la captura de profesores bien calificados para nutrir los departamentos. Esa es una historia que alargaría demasiado estas palabras. Solo diré que contábamos con la ventaja de unos sueldos que competían bien hasta con universidades Europeas y Norteamericanas.
Una captura excepcional para del Depto. De Matemáticas en 1973 o 74 fue la de Enrique Planchart. Éramos amigos desde adolescentes y estuvimos presos juntos en la Cárcel Modelo allá en 1957 acusados de agitadores políticos contra Pérez Jiménez. Enrique estuvo de Jefe del Depto. Por varios años y mucho después fue Rector heroico dela USB hasta su muerte en 2021.
El 19 de enero de 1970 dimos las primeras clases que se celebraron en la Universidad. Sé que muchos de mis discípulos se graduaron cinco años después. Me daría gran gusto que algunos de ellos estuviesen aquí.
Esta primera etapa de la USB, que yo califico como la época heroica de la Universidad, concluye en 1979, cuando el Dr. Mayz renuncia al Rectorado por un conflicto con el Ministro de Educación de la ocasión. El Dr. Antonio José Villegas pasó a Rector y yo ocupé el cargo de Vice Rector Académico. El Dr. Freddy Arreaza Leáñez continuó como Vice Rector Administrativo.
Por supuesto que la USB siguió conquistando triunfos y prestigio internacional en los años siguientes.
Para mi hoy encontrarme frente a esta verdadera multitud de egresados me provoca una emoción indescriptible. Son la evidencia del éxito de la Universidad, su fruto más preciado.
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